
Evangelio segùn Mateo 11,28-30
En aquel tiempo Jesús tomó la palabra y dijo«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»
Interpretaciòn
Lislie Zaileth Zuniga Pena
Mùsica de fondo
Logic Pro
Meditaciòn
Don Franco Mastrolonardo
Meditación
¿Qué es el yugo? El yugo es un instrumento, concebido desde la antigüedad para la tracción animal, que, aplicado a la parte delantera del cuerpo de uno o más animales de tiro, permite su sumisión.
Por yugo también se entiende la condición de someter a alguien. De hecho, se dice: ¡imponer un yugo! Así que de esto deducimos que Jesús en el Evangelio hablando de yugo nos pide una sumisión a él. De hecho, nos dice: toma mi yugo sobre ti.
Bueno. Ahora, sin embargo, este yugo no es pesado, no es abrumador. De hecho, Jesús dice que es un yugo dulce. No es el yugo impuesto por los escribas y los fariseos y los doctores de la ley que “recorren el mar y la tierra para hacer un solo proselito y lo hacen hijo de la Gehena” y que “cargan a los hombres de pesos insoportables y no los tocan ni con un dedo”. No, el yugo de Jesús es dulce.
Jesús invita a los cansados y oprimidos a tomar su yugo. Como decir: déjense someter por mí, entonces encontrarán alivio. Pero los hombres no quieren someterse a Dios. Reclaman su libertad, su autonomía. No tienen ganas de traer ningún yugo. Y así es como se encuentran perdiendo todo, porque dijo Dostoievski: quien no se arrodilla ante Dios, inevitablemente se arrodillará ante los hombres.